top of page

Calliope, La agencia que nació de un sueño compartido

  • Foto del escritor: Voces Informativas
    Voces Informativas
  • 14 nov
  • 5 Min. de lectura

La tarde se cuela entre los árboles y el viento, que anuncia diciembre, arrastra las risas de los estudiantes. Debajo de un árbol, Sergio y Angie conversan uno sentado junto al otro, pero cada respuesta parece fluir al mismo compás. No se interrumpen, se acompañan. A veces ella completa una idea que él deja en el aire; otras, él deja espacio para que su voz sea la que cierre la frase. Así funcionan también en su proyecto: una sincronía que no se ensaya, se siente.

ree

Y es que en un país donde las oportunidades son escasas, el ingenio y la valentía son la moneda de cambio para quienes deciden forjar su propio futuro. Esta es la historia de Angie y Sergio, una dupla que, sentados uno junto al otro en la universidad, narran no solo el origen de su agencia de fotografía, Calliope, sino la radiografía de una generación de jóvenes guatemaltecos que, a pesar de la adversidad, se niega a esperar por el cambio y opta por construirlo.

El desafío de esta pareja no es solo emprender, sino hacerlo en el ámbito creativo, un sector que, como ellos mismos señalan, a menudo es desvalorizado y se enfrenta a un mercado "con muchas personas en ese ámbito y pocas personas dispuestas a adquirirlo." Su historia es un fiel reflejo del emprendimiento juvenil en un entorno adverso, donde la sociedad les exige confianza antes de haberles dado la oportunidad de adquirir experiencia.

La dualidad de Calliope: un sueño creado y compartido

El error habitual al narrar la génesis de un proyecto es asumir un orden jerárquico. Pero en el caso de Calliope, un nombre inspirado en la Diosa griega de la creatividad, pero también en la esperanza de que la imaginación pueda convertirse en trabajo digno. La realidad es un detalle no contado de profunda relevancia: nació como una dualidad.

Imagen obtenida de Calliope
Imagen obtenida de Calliope
"Fue más que todo un pensamiento en común" aclara Sergio.

Angie y Sergio no se unieron; concibieron Calliope juntos. Esto se traduce en una dinámica de trabajo que es el verdadero motor de su agencia. En la entrevista, su compenetración es casi coreografiada: se sientan como un equipo, intervienen para complementar la idea del otro, y callan para ceder la voz con naturalidad.

Su método no es la clásica división del 50/50, sino una adaptación fluida al contexto. Angie lo describe con una matemática emocional: "No siempre es un 50-50, sino a veces es un 70-30, otras veces un 10-90." Este balance, donde la carga de trabajo varía según las circunstancias personales y la ubicación, es el secreto de su resiliencia.

Más allá del negocio, el emprendimiento se convirtió en un "impulso" para su relación personal, una "excusa para para hacer cosas juntos, crecer juntos, pasar tiempo juntos, hacer lo que nos gusta juntos." El proyecto es, para ellos, una aventura que los lleva a la meta de la libertad: poder elegir su estilo, su tiempo y su propósito.

Navegando el prejuicio en el "Click" artístico

Si bien no se enfrentan a un prejuicio directo por ser una "pareja joven", el obstáculo más grande que desenmascaran es la desvalorización del trabajo artístico y creativo en Guatemala.

"Para ellos esto es solo hacer un Click," comenta Sergio al hablar de la fotografía.

Este es un detalle crítico del contexto social: la dificultad de un joven creativo para establecer un precio justo en una sociedad que no dimensiona el valor de la edición, la postproducción, la experiencia y el equipo que hay detrás de un resultado final. Como explica Angie, la lucha es doble: encontrar clientes que valoren el arte y, a la vez, saber qué precio ponerle a un trabajo que lleva un esfuerzo tangible e intangible.

Imagen obtenida de Calliope
Imagen obtenida de Calliope

El fenómeno de los jóvenes emprendedores guatemaltecos no es aislado. Según datos del Global Monitor, el 35% de los nuevos negocios en el país son fundados por personas menores de 30 años, la mayoría motivadas por necesidad más que por oportunidad. En un entorno laboral precario, donde la competencia es alta y los salarios bajos, el emprendimiento se ha vuelto una alternativa para ejercer la vocación sin abandonar el país ni los sueños.

Calliope representa a esa generación que combina la técnica con la pasión, las redes sociales con el arte y la visión empresarial con el deseo de cambiar narrativas. Su oficina a veces un evento, a veces un lugar improvisado es testigo de largas jornadas, de presupuestos estirados y de la satisfacción de ver un proyecto terminado. No es solo una agencia: es una declaración de que la juventud guatemalteca tiene talento, disciplina y un fuego interno que no se apaga ni con la crisis ni con la incertidumbre.

Este panorama adverso es lo que obliga a Calliope, en sus inicios, a realizar proyectos gratuitos para darse a conocer. Es el peaje que deben pagar los emprendedores de esta generación: probar constantemente su valía en un mercado saturado.

La resiliencia como arquitectura de un sueño

La historia de Calliope no es una de triunfo súbito, sino de construcción gradual y resistencia. El éxito, para ellos, no se mide ahora en números, sino en la confianza que la gente les deposita y en la libertad que ansían conquistar para vivir de lo que les apasiona.

Imagen obtenida de Calliope
Imagen obtenida de Calliope

El concepto de su proyecto es, en palabras de Sergio, una analogía arquitectónica: "Todavía no está hecha la construcción, pero ya lo diseñaste, ya lo estás planificando, ya sabes a dónde va a llegar y eso te sirve como la motivación, la gasolina, como para hacerlo realidad."

Para ellos, el camino a seguir es quitarse el miedo al fracaso, al 'no', a la sociedad enfocada en lo negativo y entender que los malos momentos son temporales. Como describe Angie, el espíritu de la agencia se define, en una palabra: resiliente. Es ese motor el que les permite levantarse de los "escombros" de la desmotivación y la inexperiencia.

Un camino que se construye para otros

La visión de futuro de Calliope trasciende el éxito personal de la pareja. Sergio y Angie no solo buscan "florecer" como agencia, sino también crear una "familia" para otros talentos creativos.

Imagen obtenida de Calliope
Imagen obtenida de Calliope

En un país donde las oportunidades "no existen" o "pocas existen", la meta de esta generación no es solo buscarlas, sino crearlas.

"Cuesta mucho, pero siento que al final de cuentas, nosotros lo que estamos haciendo es construyendo nuestro futuro, nuestro camino, ¿verdad? Un camino que antes no existía," concluye Sergio.

Calliope es la metáfora de un colectivo juvenil: una fotografía "natural y familiar", que quizás no sea perfecta, pero que transmite la unión y el sentimiento que se necesita para construir algo nuevo. Angie y Sergio son los soñadores y resilientes que, con una cámara y un plan compartido, están redefiniendo el significado del trabajo y la posibilidad en Guatemala.

Así, como una fotografía que capta la luz y la sombra al mismo tiempo, Calliope se mantiene viva: un sueño compartido que no solo retrata realidades, sino que las crea.


ree

Síguelos:

Calliope sigue creciendo foto a foto.

Encuentra su trabajo aquí:

📸 Instagram:  @calliope_prod

🌐 Pagina Web: Calliope Studio

📞 WhatsApp: +502 5828 6625

Un sueño compartido, al alcance de un Click.

Comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación
bottom of page