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La salud no es un favor del Estado, es un derecho

  • Foto del escritor: Ixchel Escobedo
    Ixchel Escobedo
  • 10 ago
  • 4 Min. de lectura

Carlos Lix, médico y cirujano, máster en Salud Pública con énfasis en gestión social de la salud, analiza los retos de garantizar la salud en comunidades indígenas. Desde su identidad maya Kaqchiquel, aborda la reciente propuesta de reforma a la ley para permitir la construcción de hospitales y centros de salud en comunidades indígenas, y reflexiona sobre las barreras históricas, la pertinencia cultural y la participación comunitaria como claves para un sistema de salud inclusivo.


El presidente Bernardo Arévalo anunció una reforma que permitiría construir hospitales y centros de salud en tierras indígenas. ¿Qué lectura hace usted de esta propuesta?

La veo desde tres perspectivas. Primero, es fundamental preservar las tierras comunales en manos de sus legítimos propietarios originarios. Es un acto de respeto y justicia hacia los pueblos indígenas. Segundo, está la cuestión legal: la ley actual exige que los terrenos para inversión pública estén a nombre del Estado, y eso implica que esta reforma debe pasar por el Congreso para ser viable. Y tercero, una vez superados los aspectos políticos y legales, es imprescindible consultar a las comunidades sobre qué tipo de infraestructura necesitan y cómo debe construirse, siempre respetando su cultura y cosmovisión.

La salud indígena no puede definirse solo como ausencia de enfermedad; debe construirse con la voz de los pueblos indígenas.

Muchas veces vemos obras inauguradas que no cambian la calidad de la atención. ¿Qué condiciones deberían cumplirse para que estas construcciones realmente impacten?

La clave está en la participación de la comunidad. No solo basta con un edificio bonito; la infraestructura debe responder a las problemáticas reales de la comunidad, ya sea en salud, educación o recreación. Además, se requiere personal capacitado que entienda y respete la cultura local, insumos adecuados y, sobre todo, que la comunidad se apropie y acepte el servicio. Sin esto, los recursos se desperdician.

¿Cuáles son las principales barreras que enfrentan las comunidades indígenas para acceder a los servicios de salud?

El idioma es la barrera más evidente. El sistema estatal funciona mayormente en español, pero las comunidades hablan idiomas mayas con sus propios términos para enfermedades y curaciones. Esto genera malentendidos y dificulta la atención. Además, hay escasez de personal capacitado, falta de insumos y un enfoque médico occidental que no siempre reconoce ni integra la cosmovisión indígena.

Usted ha trabajado en desarrollo comunitario. ¿Qué importancia tiene la participación comunitaria en el diseño y gestión de los servicios?

Es fundamental. Cuando se imponen soluciones desde afuera sin que la comunidad reconozca un problema, no hay cambio real. Por ejemplo, la cantidad de hijos o el uso de plaguicidas son temas que pueden no percibirse como problemáticos internamente. Solo cuando la comunidad toma conciencia y problematiza estas situaciones puede participar activamente y buscar soluciones duraderas.

¿Cómo influye la cosmovisión maya Kaqchiquel en la comprensión y vivencia de la salud?

La cosmovisión es integral: considera a la persona como parte inseparable de la naturaleza, el cosmos, los animales y los elementos. La salud no es solo un asunto físico o biológico, sino también espiritual y comunitario. Esto choca con el modelo occidental, que es más lineal y reduccionista. Por eso, el abordaje debe ser integral y respetar esa visión holística.

En cuanto a la barrera del idioma, ¿Cómo se puede superar?

La solución está en la formación de profesionales desde las universidades, que entiendan y hablen los idiomas originarios. También es vital el rol activo de la Academia de Lenguas Mayas para fortalecer y difundir estos idiomas en las instituciones públicas. El bilingüismo y la interculturalidad no pueden ser solo palabras bonitas; deben ser prácticas reales.

La cosmovisión maya ve la salud como un equilibrio integral con la naturaleza, la comunidad y la espiritualidad.

Muchas veces los centros de salud existen, pero carecen de personal o insumos. ¿Cómo se puede resolver esto?

El problema principal es financiero. El presupuesto asignado a salud es insuficiente y debería al menos triplicarse para asegurar atención continua, personal capacitado, medicamentos y equipamiento. Pero más allá del dinero, se necesita un plan sostenible y participativo que involucre a las comunidades para que el sistema funcione a largo plazo.

¿Qué papel tiene la educación y la prevención en la reducción de enfermedades en territorios indígenas?

La prevención es fundamental y debe ir más allá de evitar enfermedades. Promover la salud implica fomentar estilos de vida saludables, organización comunitaria, preparación para emergencias y proyectos que transformen las condiciones de vida. Solo así se puede construir un pueblo más sano y resiliente.

Si pudiera imaginar un sistema de salud diseñado desde cero, partiendo incluso de comunidades sin presencia estatal o servicios previos, ¿Cuáles serían los elementos clave que tendría en cuenta para construir ese modelo ideal?

Bueno, en mi experiencia, si hablamos de comunidades sin presencia estatal, primero haría un inventario completo: ¿Qué recursos tenemos? Eso incluye conocimientos ancestrales, personal, plantas medicinales, agua, infraestructura y la realidad ecológica del lugar. También hay que entender qué sabe la población sobre salud y enfermedad, y qué distancias existen para acceder a servicios, ya sean estatales o privados.

Luego, con todo ese conocimiento, haría un plan participativo junto con la comunidad: problematizar la situación, crear conciencia y organizar acciones. La gestión de soluciones debe ocurrir en distintos niveles, desde lo local hasta lo internacional, dependiendo del contexto. Lo fundamental es que este proceso sea inclusivo, sostenible y adaptado a la realidad específica de cada comunidad.

Para cerrar, ¿Qué mensaje le dejaría a las autoridades nacionales?

Que la salud indígena no puede reducirse a la ausencia de enfermedad ni diseñarse sin la voz de los pueblos indígenas. Las políticas deben construirse con ellos, desde el diseño hasta la aprobación, para que respondan a sus realidades, su cultura y sus necesidades reales, no a imposiciones externas.

1 Comment

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Fernanda Argueta
Aug 10
Rated 5 out of 5 stars.

Armonia, pertinencia,respeto e igualdad para todos sería un ideal en la atención a la salud

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