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Lactancia materna en Guatemala: el desafío de amamantar al volver al trabajo

  • Foto del escritor: Paola Gómez
    Paola Gómez
  • 14 nov
  • 5 Min. de lectura

En Guatemala, miles de mujeres viven cada año un proceso complejo que combina maternidad, recuperación física y regreso al empleo. Aunque la lactancia materna es un derecho protegido por la ley y un componente esencial para la salud del bebé.

 

La reincorporación laboral sigue representando un obstáculo importante para mantener este proceso natural. La historia de Karen Hernández, madre primeriza y trabajadora, ofrece un ejemplo claro de las dificultades cotidianas que afrontan muchas familias.

 

Hernández recuerda que sus primeros días amamantando estuvieron marcados por el dolor y la incertidumbre. “Fue doloroso, porque no sabía de qué manera el bebé debía tener el agarre hacia el pecho. Y esto me provocó sangrado”, relata.


Técnica para la extracción manual de leche materna.
Técnica para la extracción manual de leche materna.

 

Sus palabras reflejan una realidad extendida entre muchas madres: falta de información práctica, apoyo limitado y un entorno laboral que todavía no garantiza, en todos los casos, las condiciones necesarias para sostener la lactancia tras el permiso de maternidad.

 

A pesar de que la lactancia materna es reconocida mundialmente como un acto fundamental para el desarrollo del recién nacido y la salud de la madre, las exigencias laborales pueden convertirse en una barrera significativa. El desafío no se limita al tiempo disponible, sino también al acceso a espacios dignos, higiénicos y privados donde las mujeres puedan extraerse la leche sin interrupciones ni estigmas.

 

Un marco legal que protege a las trabajadoras

El Código de Trabajo de Guatemala establece que todas las trabajadoras en estado de gestación o en periodo de lactancia cuentan con derechos específicos orientados a garantizar su bienestar y el del bebé. En particular, el Decreto 1441, en sus artículos 152 y 153, regula la licencia por maternidad, el período de lactancia y las garantías laborales que deben respetar los empleadores.

 

La ley contempla un periodo de descanso pre y posparto en el que la relación laboral se mantiene activa, garantizando tanto la estabilidad de la empleada como su derecho a reincorporarse al puesto. Una vez que la madre vuelve al trabajo, dispone de una hora diaria para lactancia durante los primeros diez meses posteriores al nacimiento. Este periodo puede extenderse mediante prescripción médica.

 

El Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) gestiona la suspensión laboral correspondiente al reposo por maternidad. Es relevante subrayar que el tiempo destinado a lactancia no es acumulable con vacaciones, asuetos o permisos adicionales. No se trata de un beneficio voluntario, sino de un derecho legal que sostiene el bienestar del bebé y favorece la continuidad de la producción de leche materna.

 

A pesar de ello, el conocimiento sobre estos derechos aún no es universal. Muchas mujeres, especialmente en empleos informales o dentro de empresas pequeñas, desconocen los procedimientos para exigirlos o temen que hacerlo pueda poner en riesgo su puesto de trabajo. Este escenario crea una brecha entre la legislación y la práctica cotidiana, afectando tanto la salud infantil como la igualdad laboral.

 

La realidad en el entorno laboral

 

La falta de apoyo institucional y físico en muchos centros de trabajo constituye una de las principales causas por las que numerosas mujeres abandonan la lactancia exclusiva antes de tiempo. En países como Guatemala, donde la informalidad laboral es elevada y la infraestructura en los centros de trabajo puede ser limitada, la situación se vuelve más evidente.

 

Espacios pequeños, ausencia de privacidad, falta de refrigeración adecuada o incluso actitudes negativas de compañeros o superiores son elementos que dificultan la continuidad de la lactancia. Este panorama afecta especialmente a las mujeres jóvenes, trabajadoras de maquilas, oficinas pequeñas y centros educativos, quienes se ven obligadas a adaptar su rutina a entornos que no siempre responden a sus necesidades.

 

Frente a esta realidad, instituciones públicas, organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales han impulsado iniciativas destinadas a promover condiciones más favorables para las trabajadoras lactantes.

 

Entre estas destaca la Iniciativa de Espacios Amigos de la Lactancia Materna (IEALM), impulsada por el Ministerio de Trabajo y Previsión Social (MINTRAB), a través de la Sección de Mujer Trabajadora, con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

 

Espacios Amigos de la Lactancia Materna: una respuesta a la necesidad

 

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La IEALM nace como una estrategia para promover la creación de áreas aptas para la extracción de leche materna en centros de trabajo y estudio. Su objetivo principal es garantizar que las madres puedan continuar amamantando, incluso después de su reincorporación al empleo, mediante condiciones dignas y adaptadas a sus necesidades.

 

Estos espacios deben cumplir estándares específicos: privacidad, limpieza, acceso a agua potable, mobiliario adecuado, refrigeración para almacenar la leche y un ambiente seguro que permita a la madre realizar la extracción sin interrupciones. Además, las empresas o instituciones que implementan estos espacios pueden recibir un reconocimiento oficial por parte del MINTRAB, lo que fomenta la adopción voluntaria de buenas prácticas.

La creación de Espacios Amigos de la Lactancia Materna no solo beneficia a las trabajadoras, sino también a las empresas. Alejandra Delgado, jefa de Recursos Humanos en una institución financiera que implementa la iniciativa, lo explica claramente: “La lactancia es importante para que los bebés no se enfermen. Nos aseguramos de su salud. Y nos ayuda a reducir las faltas de las mamás cuando se enferman los niños”. Su testimonio demuestra que apoyar la lactancia materna puede mejorar la productividad laboral y reducir el ausentismo.

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Según Delgado, además del espacio físico, la empresa ofrece un kit especializado para la extracción de leche. “Dentro de nuestras políticas, otorgamos el kit por medio de un compromiso. Este compromiso básicamente es que las personas utilicen la sala de lactancia y que no lo vayan a vender. El costo es muy elevado, son como mil ochocientos quetzales, entonces se los damos, se los otorgamos. Se les facilita mucho. Y, además, pedimos que procuren permanecer en la corporación unos seis meses, por ejemplo”. Este tipo de medidas demuestra cómo el apoyo empresarial puede marcar la diferencia en la experiencia de las madres trabajadoras.

 

El impacto emocional y físico de la lactancia

 

La lactancia materna no solo ofrece beneficios nutricionales y sanitarios, sino que también es un proceso profundamente emocional. La Liga de la Leche en Guatemala subraya que amamantar fortalece el vínculo afectivo entre madre e hijo, lo que repercute en el desarrollo emocional del bebé y en la seguridad de la madre.

 

La experiencia de Karen Hernández lo confirma. “Tenemos un gran vínculo, mayor seguridad en tenernos. Imagínate llegar a casa, abrazarlo y recibir un beso de él”, comenta. Sus palabras reflejan cómo, pese a las dificultades iniciales, la lactancia puede convertirse en un proceso reconfortante tanto para la madre como para el bebé.

 

Además, la organización destaca que la lactancia materna favorece la economía familiar, al reducir el gasto en fórmulas infantiles, y protege la salud de la madre al disminuir el riesgo de ciertos tipos de cáncer. Estos beneficios integrales hacen aún más evidente la necesidad de garantizar mecanismos que permitan a las mujeres continuar amamantando una vez que regresan al trabajo.

 

Conciliar maternidad y empleo: un reto vigente

 

A pesar de los avances legislativos y de las iniciativas impulsadas por el Estado y organismos internacionales, el desafío de conciliar maternidad y empleo sigue vigente en Guatemala. La desigualdad de acceso a información, la precariedad laboral y la falta de espacios adecuados continúan limitando la capacidad de muchas mujeres para ejercer plenamente sus derechos.

 

Impulsar una cultura laboral más empática y estructurar políticas más amplias de apoyo a la maternidad son pasos esenciales para transformar el panorama actual. El reconocimiento a las madres lactantes no puede depender únicamente de la voluntad de las empresas, sino de una aplicación efectiva de la normativa y de un compromiso social que valore la salud y el bienestar de las familias.

 

Mientras tanto, historias como la de Karen Hernández revelan la importancia de acompañar a las madres en su proceso, garantizando que la falta de apoyo no las obligue a renunciar a la lactancia. Su testimonio, como el de tantas mujeres, recuerda que amamantar no es solo un acto biológico, sino también un derecho que debe poder ejercerse sin temor ni sacrificios desproporcionados.

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