Los Sacrificios Universitarios reflejos de la determinación, esfuerzo y superación
- Voces Informativas

- 13 nov
- 4 Min. de lectura
Por: Esdmy Barrera
En Guatemala, miles de estudiante universitarios luchan una manera interna y callada, contra el tráfico, cansancio físico y mental. Su jornada no concluye al salir de trabajar, sino que se extiende a altas horas de la tarde y noche.
Esta es la realidad de Lisbeth Monterroso, estudiante de Periodismo, Herbert Rodas, de Auditoría, y Kimberly Sazo, de Psicología Clínica. Desde su visión académica y laboral, cada uno es el esfuerzo de aquellos que han optado por sacrificar hoy para establecer fundamentos de su futuro.
El inicio de la Jornada, del trabajo a la universidad
Para Lisbeth, su día laboral arranca a las 8:00 am y termina a las 16:00 pm, y para Kimberly un horario similar. Sin embargo, el desafío de la movilidad se convierte en un obstáculo. Lisbeth describe la situación como "bastante complicada" debido a la ausencia de un vehículo propio y la necesidad de depender del transporte público.
"Aunque tengo una hora establecida de entrada y salida en el trabajo, en varias ocasiones debo quedarme más tiempo para cumplir con las tareas asignadas,"
Herbert, quien tiene un vehículo propio, enfrentó el mismo problema de la movilidad, pero de forma distinta: su auto se convirtió en una oficina rodante.
“Sí me tocó hacer tareas mientras iba en el tráfico y tratando de contestar, avanzando con presentaciones o revisando alguna tarea que fuéramos a presentar.” Incluso, antes de tener carro, la prisa era tal que debía pagar un taxi, ir terminando el trabajo en el camino, y llegar a la universidad solo para transferir el archivo a una USB y correr a imprimirlo “
Con la falta de tiempo y espacios convencionales, la creatividad y el aprovechamiento del segundo a segundo se vuelven esenciales. Lisbeth lo resume claramente:
“Procuro aprovechar cada momento del día en algo útil que me ayude a seguir mejorando. Sus lugares más frecuentes son “durante mi hora de almuerzo” y “en el autobús.”
El cansancio y la fatiga tienen costo
La rutina se convierte en un agotamiento interminable durante las temporadas de estudio, para Kimberly el cansancio la hizo pasar por un momento de pánico.
"Subí la tarea, pero una tarea equivocada." No me di cuenta del error sino hasta el domingo. Por fortuna, el catedrático, al ver que la tarea sí había sido entregada, aunque en el lugar incorrecto, me otorgó una segunda oportunidad. "Sentí mucha comprensión"
El cansancio también provoca olvidos en Lisbeth, quien admite haber dejado "cosas importantes por el agotamiento o las prisas." Sin embargo, indica
“Prefiero no enfocarme en el error, sino en encontrar una solución; creo que así todo puede enmendarse."

El peaje del sacrifico sueños, dudas y peligros
El agotamiento constante de estos jóvenes, Lisbeth confiesa que el fin de semana, experimenta cansancio físico y mental. Aveces suele dormir solo 2 o 3 horas por noche es difícil; a veces siento que ya no puedo más.
En varias ocasiones me he cuestionado si realmente vale la pena tanto esfuerzo, admite Lisbeth, pero concluye: Gracias al apoyo de mi familia y a mis propios sueños y aspiraciones, siempre concluyo que el sacrificio de hoy será el beneficio de mi futuro. Kimberly estuvo a punto de dejar la universidad porque sentía que no podía con la universidad y el trabajo, pero logró superarlo al darse cuenta de que la clave era "organizar mejor mis tiempos."
Herbert es el único que afirma nunca haber dudado: “Siempre lo he pensado que todo lo bueno cuesta. Entonces no, nunca he dudado en esta situación.”
La compresión laboral y académica
Un elemento fundamental para mantener este estilo de vida es tener apoyo tanto en el ámbito laboral como en el académico. Lisbeth ha tenido la suerte de contar con jefes "muy comprensivos" que le han proporcionado respaldo continuo.
Herbert también destaca este factor, aunque lo considera "subjetivo": “He tenido la fortuna o la suerte de que mis profesores y mis jefes, estudian o trabajan de lo mismo.” Para él, la ventaja es que sus superiores, al ser auditores y haber vivido la misma situación, entendían sus horarios y ausencias.
Le diría a mi yo del futuro……
A pesar de los retos, el agotamiento y el tiempo sacrificado de los tres jóvenes tiene una claridad en su visión, su mayor recompensa no solo es el título sino la tranquilidad de superación y realización personal.
Lisbeth se dirige a su "yo del futuro" con un deseo: “Me gustaría que... ella me dijera que lo logramos. El consejo que me daría es que nunca pierda la esperanza.”
Herbert se muestra muy satisfecho, “Que siga picando piedra, que siga para adelante, que nunca baje los brazos, porque los momentos difíciles o los momentos malos hacen buenos hombres.” Para él, la recompensa final es ser un profesional y tener “un trabajo más descansado que el de muchos, y mejor remunerado.”
Kimberly también le pide a su "yo del futuro" no rendirse que “todo lo puede lograr y que hay momentos de que sentimos que no, pero todo tiene una recompensa al final y que va a ser una muy buena psicóloga.”
La historia de estos tres estudiantes es un testimonio de que la voluntad y la organización son los verdaderos motores de la superación. En medio del tráfico, en la hora del almuerzo, y con apenas un par de horas de sueño, ellos construyen, paso a paso, el futuro profesional que tanto anhelan.








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